Entre los comportamientos o las características de las grandes empresas, se incluye sin excepción la particularidad más potente: la agilidad. Aplicar el concepto de agilidad a las negociaciones permite cambiar rápidamente la estrategia y el estilo. Estamos inmersos en el cambio. Lo que funcionó ayer es poco probable que funcione mañana, con circunstancias diferentes, en un mercado distinto. Por ello, debemos adaptarnos. Debemos ser ágiles. En este vídeo, se analiza lo que se debe hacer para adoptar y llevar a la práctica la agilidad negociadora.